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¿LAS BUENAS PERSONAS?

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Me imagino que la mayoría de las personas han leído ese texto donde una serpiente se está quemando, un tipo lo ayuda, la serpiente lo pica, la suelta y vuelve a caer al fuego, otra vez la saca y de nuevo lo pica. Entonces una persona que está viendo esto, le dice que, si acaso era terco, y no se daba cuenta que por mas que la ayudaba, está lo seguía atacando. Él responde que la naturaleza de la serpiente es atacar, pero su naturaleza es ayudar. ¿Suena muy bonito cierto?
Llevemos el ejemplo a dos seres humanos, una persona siempre pide dinero y nunca la devuelve, la que sería la serpiente, y otra persona siempre le presta dinero, que sería este buen hombre que tiene en su naturaleza “ayudar”. Ahora pensemos en el tipo que siempre pide dinero y no la presta, el cual puede ser un ludópata o un drogadicto. La persona que le está prestando plata siempre que él lo requiera ¿lo está ayudando o lo está perjudicando?
Yo soy de lo que piensa que nadie es nada por “naturaleza”, ni buenos, ni malos. En algunas ocasiones actuamos bien y en otras mal. Si hay alguien fuera bueno siempre por “naturaleza” quizás llevaría una aureola en la cabeza. Por lo menos yo, no he visto a ninguno. Hay dos autores que tienen opiniones diametralmente opuestas sobre la naturaleza de los seres humanos: Uno es Rousseau que dice “que los humanos son buenos por naturaleza, y que es la sociedad la que los pervierte”, el otro es Maquiavelo que dice “que los seres humanos son malos por naturaleza” y luego hace unas referencias al “pueblo” que voy a omitir, para que no se ofusquen ciertas personas. ¿Quién tiene la razón? No tengo la más mínima idea, solo sé que son dos posturas distintas. Por mi parte, voy por el pragmatismo de Maquiavelo que con los años más razón le voy encontrando, en desmedro del idealismo buenista de Rousseau.
Pero en el fondo como definimos quien es “bueno”: Acaso el que apoya en emergencias, dona a la teletón, participa de voluntariados y pareciera ser un modelo de persona, pero que cuando no hace eso, es infiel, no se preocupa de sus hijos, no paga pensión alimenticia, se queda con el vuelto si le entregan de más. ¿Es buena o mala persona? Parece no tan simple.
Volvamos al ejemplo del principio. Mi teoría que la persona del texto tiene complejo de héroe, que necesita ser un salvador, para ser reconocido y amado, y como llego a esa idea, es porque no veo a la persona poner límites, lo cual es una de las cuestiones más sanas que debería hacer una persona. ¿Quieres ayudar a alguien, perfecto, pero estas dispuesto a ser agredido, atacado, maltratado, pisoteado o pasado a llevar? ¿Qué clase de idea sobre ayudar es esa? Acaso uno no debería partir por ayudarse a si mismo, tener claras sus convicciones y saber que es lo que puede hacer y no puede hacer sin salir afectado. Le aseguro que no va a dejar de ser una “buena persona” por eso.
Saben dónde uno podría observar con mayor claridad esta etiqueta de ser “buena persona”: En los trabajos. Siempre en las “pegas” uno se encuentra con el colega que está siempre dispuesto a ayudar, aún dejando sus tareas de lado, y es considerado “un buen chato”, pero cuando no puede hacer un favor porque el tiempo se lo impide, pasa a ser “el mala onda”. El tipo siempre ha estado para los demás, pero una vez no pudo, ya no es su naturaleza ser “buena persona”. Seguramente les ha tocado esa situación. Están los trabajadores sumisos, que acatan todo lo que diga el jefe, “los rastreros”, “los espinitas”, los que le dicen si a todo y no les cuestionan nada, esos son “buenos trabajadores”, ahora basta que uno ponga limites a las exigencias que les corresponden, y entonces pasa a ser “conflictivo o problemático”. Si alguien se siente identificado, no se preocupe: su jefe no es su amigo, su empresa no es su familia y no se tiene que andar poniendo ninguna camiseta. Y con toda seguridad su jefe es alguien autoritario o derechamente un imbécil. No ha cambiado su “naturaleza”, no es ni bueno ni malo, actuamos acorde al contexto y a las circunstancias en las que nos encontramos.
Por lo menos yo, jamás me definiría como una buena o mala persona, no me pondría jamás una de esas etiquetas y le restaría valor a quien me identificara de una u otra forma. A veces nos cuesta entender que somos seres humanos, y muchas veces cargamos con la “mochila” de que tenemos que hacerlo todo bien, que tenemos que cumplir con las expectativas de la sociedad, que suele dividirnos en exitosos o fracasados. No soy quien, para dar consejos, pero si en algún momento se cuestiona si es una “buena o mala persona”, piense en las buenas y malas acciones que ha realizado, y tendrá la tranquilidad de que usted es un ser humano con defectos y virtudes, luces y sombras, ángeles y demonios, porque simplemente es humano, como todos.

Mayed Metuaze Zeidán

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